A ella le encantaba el fútbol. Su padre le había hecho socia de su equipo cuando tenía cuatro años y con el tiempo había pasado a ser un elemento importante en su vida. De hecho, el fútbol le gustaba, pero por su equipo sentía un amor especial.
A él sin embargo el fútbol no le importaba mucho, casi nada, pero sabiendo lo importante que era para ella, intentaba de vez en cuando compartir esos momentos. Siempre decía que ojalá ganase el equipo porque entonces estaba tan feliz que le podías pedir casi cualquier cosa.
Pero últimamente eso no pasaba muy a menudo, al contrario, le tocó estar con ella cuando bajaron a segunda división, y cuando
al año siguiente estando con todo a favor para subir, perdieron una oportunidad de oro en Vitoria.
Por suerte hoy era uno de esos días que había merecido la pena acompañarle. Jugaban fuera de casa y
habían aprovechado para escaparse el fin de semana. Habían ganado y ella estaba pletórica porque
tenían el ascenso a tiro de piedra. Sólo quedaba rematar la buena temporada que estaban haciendo.
Se
habían quedado a cenar y a tomar unas copas y ahora estaban en el coche de camino a casa.
El conocía perfectamente el camino porque lo hacía muchos fines de semana para ir a esquiar, así que
iba conduciendo muy tranquilo. Además le gustaba mucho conducir de noche y ya eran las cuatro y
media de la madrugada por lo que no había trafico.
La conversación era un poco subida de tono, porque la noche anterior entre mojito y mojito ella se había apostado que si el domingo
ganaban, cuando llegasen a casa habría sexo del bueno. Eso quería decir que estaba dispuesta a hacerle correrse con una estupenda
mamada. Y él se lo estaba recordando. Se reía divertida porque aunque no la recordaba al cien por cien, le daba la impresión de que el
estaba añadiendo detalles que ella ni había insinuado.
Quiso marcarse un farol y pensando que él no lo iba a recoger le propuso no esperar a llegar a casa y hacérsela allí mismo, en aquel
mismo momento.
Apartó un momento la vista de la carretera para mirarla y le pregunto:
- estás loca?
- si, por comértela, le contestó ella...
- ahora?
No contesto, le miró, le guiñó un ojo y empezó a tocarle por encima del pantalón. El comprendió que hablaba en serio así que se
acomodó en el asiento para dejarle hacer.
En el cd se había terminado el ultimo disco de U2, así que puso una recopilación de Queen, el grupo preferido de ella, lo que hizo que le
agarrase la cara para volverla un segundo y apenas le rozó los labios con los suyos y le pasó la lengua con un gesto que a él le resultó
tremendamente sensual.
El aumento de tamaño de su polla, así se lo reconoció.
Llevaba unos levi´s de bragueta de botones.
A ella le gustaba soltarlos de uno en uno muy despacio sin dejar de sobarle como si de un
ritual se tratase para que a medida que la excitación de él iba en aumento tener el camino despejado para liberarla. Cuando soltó el
ultimo, metió la mano por el elástico del boxer y entonces fue cuando realmente se dió cuenta de lo dura y caliente que estaba.
Jugueteó con ella unos minutos meneándola con casi perfectos movimientos humedeciéndose los labios con la lengua y mirando por el
rabillo del ojo que él estaba impaciente de placer, besó el enorme capullo como anunciando que había llegado el momento.
El tenia la mano derecha en la palanca de cambios, metió quinta y la retiró para dejarle a ella el camino libre.
Se ensalivó las dos manos y mientras con la izquierda se metía la polla en la boca, con la otra le daba un suave y excitante masaje en
los huevos. Fue cogiendo ritmo en el movimiento hacia arriba y hacia abajo a la vez que giraba ligeramente la muñeca y dentro de la
boca movía la lengua lamiéndosela toda.
La sacaba un poco y se la chupaba entera, le besaba el capullo, lo mordisqueaba con
delicadeza y con un sensual movimiento de los labios le succionaba los testículos y vuelta a empezar.
El intentaba mantenerse atento a la carretera pero le era casi imposible.
Miraba hacia abajo y veía como se movía su cabeza y sentía la
destreza con que se la estaba comiendo en cada poro de su piel.
Le pasó suavemente la mano por el pelo y ella hizo un movimiento con el culo como pidiéndole que se lo acariciase. Comprendió el
gesto y se lo empezó a sobar despacio . A pesar de que ella llevaba unos pantalones ajustados, no tuvo mucho problema para poder
meter la mano por la cintura para tocárselo.
Eso aumento la excitación de ella e hizo que por un momento acelerase el ritmo de la mamada, lo que hizo que él se estremeciese en el
asiento, para de repente parar para soltarse el botón y bajarse la cremallera. El, adivinando lo que pretendía se cogió la polla para no
perder nada de la excitación, mientras ella se quitaba los pantalones y volvía a coger postura rápidamente , pero ahora ofreciéndole a
el un panorama que le hizo dar un suspiro mientras metía suavemente el dedo por las bragas y le tocaba la vagina húmeda, empapada
de placer.
Uso esta humedad para lubricar el culo y el clítoris y mientras ella recuperaba para él con su boca el clímax él se esmeraba
con su dedo en darle a ella el suyo. Acariciándole el coño al mismo ritmo que ella le comía la polla.
Estuvieron así dándose placer el uno al otro durante unos minutos. Ella gemía y balanceaba su cuerpo en señal inequívoca de que el
momento cumbre llegaba.
El atendiendo esas señales aceleró el movimiento de los dedos en la vagina y el clítoris dando así el punto
que necesitaba para que una magnifica paja terminara en un estupendo orgasmo.
Y mientras ella se corría, el resultado de su bien
trabajada mamada inundaba su boca...