Eran las cinco de la tarde. Los miércoles trabajaban los dos por la tarde y solían quedarse a comer con otros compañeros del bufete. Nadie conocía en la oficina su relación, por eso delante de ellos se comportaban como dos más. Pero siempre que coincidían sus miradas, ella le regalaba la mejor de sus sonrisas o él le guiñaba con complicidad el ojo.
Cuando ya habían tomado el postre y los cafés ella se levantó y con la excusa de que quería retomar un asunto cuanto antes, abandonó el restaurante y se dirigió a su despacho. Por el camino se puso a pensar en él, en lo mucho que se atraían y en el morbo que se daban el uno al otro.
En como le gustaban sus encuentros tan distintos unos de otros y tan llenos de sensualidad y
erotismo.
Solía tener relaciones con otros hombres pero tenia que reconocer que la que tenia con
él era muy especial.
Cuando el ascensor llegó a la quinta planta del edificio, salió y se dirigió hacia su oficina. Tenia que pasar por delante de la de él y en ese momento se le ocurrió darle una sorpresa. Entró y se escondió debajo de la mesa. Sacó algo del bolso y lo dejó a un lado. Oyó voces en el pasillo así que se agazapó esperando que él entrase de un momento a otro.
Lo que no esperaba es que no entrase solo. Era un despacho grande y tenia una mesa de reuniones en la parte más alejada de la
puerta.
Uno de los socios entraba con él porque en su oficina estaban los de mantenimiento arreglando algo.
Al principio pensó en dejarlo, pero como tampoco podía salir de su escondite, decidió seguir adelante.
Los dos hombres se sentaron mientras seguían hablando de sus cosas.
Cuando tuvo controlado que el otro estaba lo suficientemente lejos se acercó despacio a la pierna de él y empezó a acariciársela por dentro del pantalón con la yemas de los dedos.
Al sentirla, él pegó un pequeño salto en la silla. Estuvo tentado de mirar debajo de la mesa, pero no hizo falta.
Con la otra mano ella acariciaba su paquete para que fuese creciendo. Le mordisqueaba las piernas, las rodillas...
El estaba deseando que llegase arriba, pero ella le quería a cien y estaba dispuesta a hacerle sufrir, que casi le rogase que la sacase y se la comiese.
El le buscaba con la mano por debajo de la mesa para llevar su cabeza hacia su bragueta.
Quería desbrocharse el pantalón, pero ella no le dejaba.
De vez en cuando se oía como la otra persona le hacía a él alguna pregunta o algún comentario y ella notaba divertida como a él le costaba poder contestarle. Su juego estaba dando lo que ella quería.
Agarró la mano de él que la buscaba y le dió unos mordisquitos y suaves besos. El sentía su boca muy cerca de su polla y como esta iba creciendo caliente y excitada.
Empezó a oír como ella se quitaba el cinturón y supo que empezaría a masturbarse.
Eso le puso totalmente al límite. Consiguió cogerla de una mano y desabrocharse su pantalón. Sacó su polla inmensa, caliente y dura, muy dura.
Ella mientras tanto empezó a tocarse por encima de las bragas a la vez que se la recorría con los labios dándole suaves besos.
Llegó al capullo y le pasó la lengua por todo alrededor chupándolo todo.
De repente se oyó un zumbido que él reconoció enseguida. era el vibrador, iba a hacerle una mamada mientras ella a su vez se hacia un vibrador. Esa imagen y el morbo que le producía el que su compañero se diese cuenta de lo que estaba pasando le puso en un estado de excitación que hacía tiempo no sentía.
Ella recorrió su polla con el aparato y se lo llevó al clítoris mientras llevaba ésta hacia su boca. Ya dentro, la movía una y otra vez arriba y abajo llenándose con ella.
Y entre sus piernas el vibrador a su vez entraba y salia produciéndole un inmenso placer. Así pasaron algunos minutos. El notaba por la aceleración de los movimientos que ella estaba a punto de alcanzar el orgasmo. Casi podía ver claramente la escena.
Mientras notaba como la polla estaba en un momento dentro y al instante era lamida por la lengua ágilmente, los huevos succionados y las ingles acariciadas solamente con la punta.
Notó como ella se estremecía y supo que el momento estaba muy cerca.
En ese instante al otro lado de la habitación, la otra persona se levantó de la silla y acercándose hacia la puerta, la abrió y se despidió con un "hasta mañana"...
Cuando se hubo marchado, él echó la silla hacia atrás, le atrajo a ella hacia él y la tumbó. Le desabrochó la blusa para acariciarle los pechos mientras le metía su polla y le besaba en la boca y con aceleradas embestidas terminó encima de la mesa lo que ella había
empezado debajo...